Los partidos políticos deben ser
civilizados, deben ser originarios de la Sociedad Civil, lugar del que nunca
debieron salir para convertirse en Partidos Estatales, órganos del estado
instalados cómodamente en el Estado, ajenos a la sociedad civil y a los
verdaderos problemas que esta padece. Cuando se integraron en el Estado
perdieron toda legitimidad como instrumentos de mediación entre la sociedad y
el estado. La perdida del mandato imperativo por parte de los ciudadanos, y el
traspaso de este a los todopoderosos dirigentes de los partidos políticos
ocasionó la desvinculación de estas asociaciones políticas respecto de los
intereses de los electores; no existe
representación cuando no hay distrito electoral, lugar donde reside verdaderamente
el poder político de los electores. La representación uninominal, a doble
vuelta y por mayoría, y la facultad de elegir y deponer a los diputados,
-cuando la función de estos no está en consonancia con el programa acordado y
con los intereses del distrito-, es la clave del arco de bóveda.
Los partidos políticos son la
consecuencia lógica de la libertad de asociación, por eso mismo no es necesaria
ninguna ley que regule, restrinja o coarte la libre creación de los mismos. En
el seno de la sociedad civil serán el lugar común de debate, creación y
propuesta de solución a los problemas y necesidades de los diferentes sectores
sociales que la integran; surgirán en el seno de ella; de la controversia y de
la pugna por conquistar la hegemonía.
Naturalmente tendrán la capacidad, -a la luz de sus respectivos
ideales-, de elaborar programas, y establecer acciones de gobierno y control
sobre los asuntos públicos.
En el distrito electoral, los
ciudadanos en general, las asociaciones profesionales, laborales, sindicales,
empresariales, vecinales, de afectados por los más diversos problemas socio
sanitarios, de servicios sociales y educativos; también los propios partidos
políticos, todos tendrán la oportunidad de establecer sus preferencias y poner
de manifiesto la necesidad de abordar las acciones políticas tendentes a dar
solución a las carencias percibidas en el día a día. A la hora de presentar
candidaturas para representantes de distrito, no habrá exclusividad para los
PP.PP. , estas podrían presentarlas ciudadanos independientes, pero también
aquellos podrán proponer a sus candidatos; como es natural, la mayoría de
candidaturas seguirán siendo respaldadas y presentadas por los partidos, pero
ahora ya de forma uninominal y habiendo quedado claro que el candidato, después
de ser elegido, representa al distrito y no al partido, y que, por lo tanto
recibe de aquel –el distrito- su mandato imperativo. Tendrá en el distrito su
oficina y se reunirá periódicamente con sus electores; y acudirá a la Asamblea
Nacional a defender los intereses del distrito mas allá de si le han votado
unos u otros, pues lo ha elegido la mayoría, y desde ese preciso momento se
siente concernido por todos. De esta manera, los partidos políticos se verán
obligados presentar a sus mejores candidatos, no a los más sumisos obedientes
de los jefes.
Los partidos son así órganos de
participación ciudadana, son cauces representación, son instrumentos de la
sociedad civil; dejan de ser órganos estatales para pasar a ser la mediación
política entre aquella, -la sociedad-, y el Estado. Habrán de dejar de ser
financiados por el Estado y se financiarán de las cuotas de los afiliados,
adscritos y simpatizantes, no dependerán financieramente de nadie para poder
ser libres de actuar.
Vicente
Carreño Carlos
Totana, 15 Julio de 2013
Totana, 15 Julio de 2013