Existe una alegoría de la ciudadanía española actual, según la cual los españoles somos como la langosta que va a ser cocinada. Esta debe ser cocida pero debe hacerse estando viva, a fuego lento, para que sepa mejor. Ninguna langosta aguantaría que la metieran en una cacerola con el agua hirviendo; saltaría sin más. Pero hete aquí que no es el caso de la langosta cocida: ella está cómoda en un agua que se va volviendo cada vez más tibia pero que aún no escalda; dicha tibieza adormece al bicho que, cuando quiere reaccionar, ya es demasiado tarde, pues el agua ha alcanzado la temperatura idónea y acaba con su vida.
Moraleja: amodorrada por la cantinela constante de los poderes (“hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, “esto lo arreglamos con el esfuerzo de todos”, “si no hacemos estos recortes, no saldremos de la crisis”, “solo es posible salir con austeridad”…), parece que la ciudadanía española actuara como la langosta, metiéndose por propia voluntad en una olla en la que va a correr la misma suerte, e.e., servir de mercancía-vianda a los mercados y de coartada a la falsa democracia del Estado de Partidos.
Pero a veces la langosta reacciona a tiempo y, a pesar del miedo y los obstáculos, salta fuera de la cazuela. Como el prisionero de la caverna platónica que gira su cabeza hacia la luz. Ambos han despertado. Quizá pueda decirse de este foro, en primer lugar, que lo componen personas que también “han despertado”.
Analogías aparte, la realidad es que unos cuantos totaner@s, queriendo conservar nuestra individualidad y por tanto nuestra independencia y libertad de ideas, hemos decidido, a tenor de las circunstancias que a continuación recordaremos, crear un grupo de reflexión y de trabajo, una plataforma ciudadana local para estudiar cómo podemos intervenir para cambiar nuestro entorno, empezando por el más inmediato (el pueblo, la comarca), porque, como sabemos, también la indiferencia es culpable.
Somos personas con sensibilidades políticas diferentes, pero esto no constituye un obstáculo para la consistencia de este grupo, sino que por el contrario es uno de sus más preciados valores, sobre todo por el enriquecimiento de nuestra propia cultura, por las enormes posibilidades de acercamiento a que el debate puede conducirnos, principalmente cuando abandonamos la costumbre de crear “etiquetas ideológicas” y principios tabúes. En esa línea queremos manifestar que hay mucho en lo que estamos de acuerdo.
Lo que tratamos de promover son unas estructuras para la convivencia de ciudadanos libres, establecer unas reglas para conformar unos “mínimos” para relacionarnos, siempre fruto de los acuerdos emanados de unas mayorías, elegidas por la ciudadanos mediante unos sistemas auténticamente representativos que ostenten una auténtica legitimidad (legal y moral) para legislar sobre los asuntos públicos que, no nos olvidemos, nos conciernen y vinculan a todos. Porque aunque nuestros actuales gobernantes, a todos los niveles (estatal, regional, local, europeo), hayan sido “votados” por mayorías significativas, nadie podrá contradecirnos en el hecho de que estas personas no las hemos “nominado” nosotros, su designación ha sido fruto de un sistema jerarquizado de grupos de presión conformados en el actual sistema de partidos políticos, en los que rige la voluntad de unos pocos y a los que los demás se pliegan, por propia conveniencia, si quieren estar dentro de esa casta de privilegiados que se benefician del propio sistema creado por ellos y para ellos.
No tenemos la intención de constituir ningún ente con el objeto de concurrir a unas elecciones, con independencia de que todos nosotros tengamos libertad para presentarnos con quienes queramos ante posibles convocatorias electorales, apoyar a grupos que se puedan presentar a las mismas o proponer la abstención electoral activa para deslegitimar el sistema, sin que esto incapacite a quien tome esa decisión para continuar perteneciendo a este Foro.
Teniendo en cuenta los tremendos recortes presupuestarios en sanidad, servicios sociales, dependencia y educación; la situación de asfixia financiera y social de las PYMES, autónomos y trabajadores; que los ciudadanos tengan que pagar el fiasco en la gestión de bancos y cajas de ahorros, mientras estas entidades continúan con los desahucios, incluso en el caso de que los mismos recaigan sobre la vivienda habitual, sin que las medidas aprobadas por el Gobierno, haciendo seguidismo de los intereses de la banca, sirvan para dar una respuesta real al problema; que se deje fuera de la sanidad pública a los inmigrantes irregulares cuando, paradójicamente, se oferta la residencia para extranjeros a cambio de adquisición de viviendas de precio igual o superior a los 160.000 euros, lo que constituye, sin duda, una medida, otra más, claramente discriminatoria; la aprobación de reformas de carácter regresivo en nuestro sistema de pensiones; la amnistía fiscal promulgada por el gobierno para los defraudadores; los recortes salariales a los trabajadores; los seis millones de parados; la proliferación de escándalos de corrupción que salpican a políticos e instituciones públicas, empresarios y mundo financiero; y un largo etcétera, pensamos que ha llegado el momento de actuar.
Es el momento de reivindicar unas condiciones de vida y trabajo dignas para todas las personas, la ética como sostén y fuente de inspiración para el actuar público, que la mayoría de los ciudadanos no tengan que sufrir las consecuencias de una crisis a la que nos han llevado un grupo de desalmados, ante la pasividad absoluta de las instituciones del Estado, que han incumplido muchas de sus funciones, entre ellas la supervisión efectiva del sector financiero; es el momento de rechazar un sistema económico que no busca otra cosa que el crecimiento y el beneficio desaforados y sin límites, en lugar de poner la economía al servicio de las personas, del bien común, es decir, convertir a las personas en el fin y no en un mero medio más supeditado a la producción y al capital.
Por todo ello, manifestamos lo siguiente:
- Abogamos por una democracia real: Una Democracia Formal y Participativa con cauces para que los ciudadanos puedan estar representados en la Nación y en el Estado, y puedan acceder, realmente, a las decisiones que le competen, empezando por el propio municipio. Entendemos que para ello se necesita una nueva fórmula electoral que procure la efectiva recuperación del poder político por parte de los ciudadanos, basado en la Separación de poderes en origen y en la Representación Uninominal, porque en democracia la soberanía es popular pero en España no hay tal cosa, no hay Separación de Poderes y no hay representación de la Sociedad Civil. Los ciudadanos no tienen Libertad Política para poder elegir y deponer a sus representantes.
- Consecuentemente, renegamos del sistema partidocrático, según el cual, una élite política y económica es la soberana de facto. Independientemente del tipo de gobierno que imaginemos como ideal, reclamamos como necesarios mecanismos para evitar la concentración de poder que tienen los partidos políticos y para evitar también la intromisión de los intereses privados económicos en la esfera del bien común.
- Precisamente, en lo económico y dentro de la tremenda situación actual de crisis que vivimos, es imposible una verdadera democracia real si en ésta no va implícita la inquebrantable y firme tarea de acabar con los abusos y las injusticias sociales provocadas por una parte del sistema económico actual, que más que estar al servicio de empresas y familias, está ahogándolos cada día más, regulando para ello las leyes necesarias para dar total prioridad a la defensa de todas las personas frente a los intereses económicos particulares y anónimos de pocas personas; ¿cómo se puede vivir ante la enorme contradicción que supone el poseer el derecho al voto careciendo al mismo tiempo del imprescindible derecho a una vida digna y suficientemente dotada?, ¿de qué manera se puede sostener un sistema democrático si no es capaz de crear y luego cumplir las leyes necesarias para que las únicas diferencias económicas y sociales nazcan del principio de igualdad de oportunidades, e inclusive así, sean mínimas? Queremos que se dé a toda persona, a todo miembro de la comunidad política, por el hecho de serlo, la manera de ganarse con su trabajo una vida humana, justa y digna. Y es que sin emancipación económica no puede existir la democracia real.
- Tomando como referente la idea de desobediencia civil por motivos de conciencia, entendemos que a veces es necesario plantar cara a la injusticia, aunque esta venga revestida de legalidad (que no de legitimidad). Por eso simpatizamos con iniciativas como la reclamación de cambio de la Ley electoral para establecer un sistema representativo de la Sociedad Civil y la Separación de Poderes, por citar algunas de las más conocidas.
- Aunque queremos tener los pies en la tierra y apostar por acciones concretas y cercanas, nuestro horizonte es el ideal de que, efectivamente, otro mundo es posible. Porque la utopía es un imperativo moral de nuestra conciencia. Si bien esto exige coherencia, autocrítica: no podemos pretender cambiar nuestro entorno si antes nosotros no cambiamos nuestros hábitos. La pregunta que hay que hacerse es: ¿en qué medida contribuyo con mi estilo de vida al sostenimiento del “sistema”? Se trata de cambiar el estilo de vida siguiendo el lema de pensar globalmente y actuar localmente.
- Comprendemos que este horizonte utópico comienza, efectivamente, poridear urgentemente acciones paliativas del desastre social que vemos a nuestro alrededor y que nosotros mismos padecemos, ya que el estado del “medioestar” se vende a precio de saldo para pagar la deuda. Banco de alimentos, cargo a las cuentas municipales de los gastos básicos de las familias en grave situación económica, fondo solidario para personas que no poseen tarjeta sanitaria, huertos verdes comunitarios, economía de trueque y/o sin dinero, grupos de crecimiento personal, relaciones humanas horizontales, sin jerarquías, igualdad real hombre y mujer, banca ética, ciudades “lentas”…
- Buscamos la complicidad y la participación de todo el que quiera sumar fuerzas, ciudadanos u organizaciones civiles. Porque los intereses comunes al final confluyen. Porque lo que le interesa al Poder es la desunión y la desinformación del pueblo. Por eso también pensamos que es muy útil darle publicidad a nuestras ideas y acciones, las nuestras y las de otros grupos afines. Así como denunciar la mentira, la corrupción y la demagogia.
No somos tan ingenuos como para pensar que los actuales “poderes” van a renunciar a su privilegiada situación sin hacer nada. Lógicamente utilizarán todos los instrumentos que ellos mismos han creado para combatir cualquier intento de modificar el “statu quo”, pero sólo tenemos dos alternativas: conformarnos o luchar. Hemos de recordar la frase de Oscar Wilde: “El progreso consiste en la realización de la utopía.”
Sabemos que los desacuerdos pueden ser muchos. Y que el desaliento y la impotencia son, a veces, descomunales. No obstante, hay que actuar. Y hay que pensar. Y que dialogar. Y compartir, comunicar, poner en común esos pequeños proyectos actualmente en marcha en muchos sitios. Y hay que amar. Y saber que muchas personas, unidas, pueden hacer grandes cosas, desde abajo. ¡Podemos!
El manifiesto termina con la exclamación ¡Podemos¡. Sugiero que dado que la palabra ha sido tomada comonombre a un partido político, hasta que encontremos porque sustituirla, la eliminemos, para que, sin animo de ofender ni descalificar, acordemos cambiarla o eliminarla y de esa forma no crear etiquetas que puedan confundirnos, puesto que si no estoy equivocado, nosotros no somos Podemos.
ResponderEliminarJoaquín Maestre